La teoría skinneriana del aprendizaje pone especial énfasis sobre el control de la conducta mediante circunstancias que premian o refuerzan.
Completó el proceso de empezar por leyes generales, pasar de allí a la predicción de la conducta individual y terminar por una amplia gama de aplicaciones humanas. Abordó después el examen de las consecuencias filosóficas de su teoría.
Rechazó en forma invariable las causas internas.
Recibió de Pavlov una influencia que lo orientó hacia la investigación infatigable y fue iniciado por Watson en el conductismo más riguroso.
Considera que la ciencia es un conjunto de actitudes que facilitan la observación y la experimentación [no la aceptación de las ideas impuestas].
Pone el acento sobre la objetividad y la aceptación de los datos experimentales.
Ataca los enfoques de Hull [y otros] que intentan predecir la conducta sobre la base de procesos internos inferidos.
Se aparta de Watson porque, a diferencia de éste acepta el pensamiento y otras conductas privadas como fuente de datos, en la medida en que se revelan en respuestas verbales objetivas y de otros órdenes.
Se limitó a abstenerse de investigar o teorizar acerca de las causas internas, por considerar que la última causa de la conducta interna puede ser rastreada en influencias ambientales.
Los hechos ambientales determinan la conducta. Incluye variables presentes en el ámbito que rodea inmediatamente al organismo y las variables relacionadas con la historia del organismo.
El método empleado por Skinner para investigar las variables externas que controlan la conducta consiste en lo que él denominó un enfoque causal o funcional. La meta era la predicción y control de las variables dependientes.
Las leyes de la conducta consisten en las relaciones entre causa y efecto entre las variables independientes [hechos ambientales] y las variables de respuesta [dependientes].
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